En el 2002, Eduardo Duhalde asumió el país en llamas, cuando nadie quería hacerlo, y se lo puso sobre sus espaldas. Lentamente y con políticas acertadas, lo fue sacando del pozo en el poco tiempo que estuvo. En el 2003, Néstor Kirchner, un político cuasi anónimo para el resto del país que no fuese la provincia de Santa Cruz, lo sucedió en ese cargo. La razón de esa tremenda escalada se debió al apoyo que tuvo en su momento de Duhalde. Al poco tiempo de asumir, Nestor Kirchner cortó todo tipo de lazos con el peronismo, y empezó a construir poder sólo para él y su pequeño entorno, traicionando así al movimiento popular, y al ex presidente, quien confió en él, y lo catapultó hasta el más alto rango de la política. En este día del amigo, queremos rescatar la solidaridad de Duhalde en ese contexto de crisis, el cumplimiento de su palabra al asumir de llamar a las elecciones y entregar el país ya con un rumbo distinto; y queremos por el otro, mostrar su contraparte, la traición, el engaño, el pragmatismo más cínico, el abuso de poder y de no respeto a las instituciones democráticas, que fue en su momento Néstor Kichner, y que su esposa sigue hoy día a raja tabla.
miércoles, 20 de julio de 2011
Las patotas K
La autocrítica kirchnerista ya tiene termómetro propio en Carta Abierta, donde el mercurio seguramente seguirá subiendo. Pero no todos los muchachos oficialistas están dispuestos a migrar la angustia existencial en palabras. Algunos miembros de la UOCRA prefieren la contundencia de las piedras, los huevazos y los insultos.
La visita de campaña del candidato a la vicepresidencia por Unión Popular a la ciudad de Bahía Blanca este miércoles se vio opacada por un violento ataque por parte de un sector de la UOCRA que arrastra una larga batalla con el gobernador de Chubut. ¿El motivo? El pedido que el chubutense hizo para que los gremialistas pierdan sus fueros privilegiados a la hora de enfrentar investigaciones judiciales por delitos como el robo agravado, como en el caso de Diego “Poca Pilas” Huenelaf.
Desde entonces, los dirigentes de la UOCRA local no han tenido reparos en atacar al gobernador Das Neves cada vez que pudieron, incluso lanzando piedras contra su auto, como el año pasado.
Este miércoles, durante la visita de Das Neves a la ciudad en el sur de Buenos Aires, tuvo que recibir una lluvia de gritos, acusaciones y huevazos por parte de manifestantes bahienses de la UOCRA que alternaban su violencia con pedidos de “reelección para Cristina”.
Los deseos de impunidad de los gremialistas involucrados en ilícitos investigados por la Justicia y los deseos de reelección oficialista no tienen por qué significar lo mismo… Aunque a veces no parece demasiado fácil distinguir dónde empieza una cosa y termina la otra, para algunos gremialistas no tan preocupados en los trabajadores como en su propia seguridad.
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