1. El gobierno kirchnerista como la transparencia insitucional
El gobierno K se presenta como la renovación institucional de la política luego de lo que fue la década del noventa, plagada de corrupción, farándula y frivolidad. Básicamente, el discurso K se construye contra ese pathos, es el enemigo que elige para construirse como un otro-político, donde ellos son el lavado de cara, la higienización de los manejos de recursos, el retorno a la seriedad del Estado.
Pero lo que en verdad produjo el kirchnerismo es una dinámica más soterrada de esas prácticas, menos pornográfica, más de alcoba victoriana, cubierta con un discurso muy anti-menem como quien cubre con una alfombra el polvo que se acumula en una casa. Los desaparecidos fondos de Santa Cruz; los sobreprecios y coimas del ministro Julio De Vido; el caso Skaska-Enargas; la valija de Antonini Wilson; la narco aerolínea Southern Winds/LAFSA; el caso Rudy Ulloa Igor, que pasó de chofer K a magnate de multimedios; la valija con dólares en el baño de la ex ministra de economía Felisa Miceli (hoy devenida en cajera de las Madres de Plaza de Mayo); la venta de armas por la ministra de seguridad Nilda Garré; el caso Shocklender. Gran prontuario maneja el kirchnerismo y nada tiene que envidiarle al menemismo como vemos.
#primermitoderribado
2. La nueva corte suprema como el seleccionado de súper héroes de Marvel
La corte Suprema menemista es otro de los puntos fuertemente atacados por el kirchnerismo, acusándola (con justa razón), de no guardar independencia del poder ejecutivo, siendo cómplice de los negociados a través de las no condenas. No existe un gobierno que pueda actuar impunemente en materia de corrupción, sino tiene de su lado a la justicia. ¿Hubo alguna condena a algún funcionario k involucrado en estos casos? No, ninguna.
El kircherismo purgó la anterior corte y puso una nueva, presentándola como independiente y autónoma del poder político, con jueces eficientes y de intachable trayectoria, siendo el máximo referente de la misma Raúl Zaffaroni.
Seis, son hasta el momento, los prostíbulos que se encontraron en las propiedades a nombre de Zaffaroni. Un juez de la corte, puesto por el kichnerismo, que tenía funcionando en sus departamento una especie de red de prostitución que él decía desconocer (????), era hasta el momento el ícono y la representación de una justicia limpia, autónoma, creíble, de este país. El kirchnerismo es una gran empresa de construir castillos de arena, una puesta en escena donde la retórica progresista maquilla todo el barro que lo rodea. John Austin, uno de los referentes principales de la filosofía del lenguaje, decía que el discurso por sí mismo construye realidad, independientemente de lo que sucede en ella. El kichnerismo parece que ha leído y de manera muy bien al amigo de Austin.
#segundomitoderribado
3. La recuperación económica de la sociedad, en especial de los sectores mas vulnerables
La reactivación económica que empezó cuando Duhalde se cargó al hombro el país en el 2002, fue de a poco devolviéndole a la población la capacidad de poder adquisitivo, en especial de aquellos que más sufrieron la crisis del 2001 y que más en la lona estaban, viviendo del trueque o del cartoneo. El trueque desapareció; el cartoneo en cambio, se institucionalizó. Cartonear, digámoslo sin rodeos, no es un trabajo, por mas regulado que esté, sino una forma vil y muy negrera de ganarse la vida. Sin aportes, sin vacaciones, sin aguinaldo, revolviendo la basura, por unos pocos billetes. Qué grande el tan mentado modelo kirchnerista, cuánta seguridad, cuánta riqueza que le da a los sectores con menos recursos, juntando cartones por todo el país mientras supuestamente no paran de batirse records de recaudación macroeconómica.
Por otro lado, la terrible inflación que se viene dando, socava cualquier recuperación de salario, y como siempre, una vez más, son los sectores medios y bajos los que en mayor grado ven reducido su poder de compra, y en cuestiones básicas como la canasta familiar y vestimenta. Pero el costo es de toda la sociedad en su conjunto, porque lo que se hace es nivelar para abajo, y no para arriba. Es un tipo de inflación que funciona por goteo, que centavo tras centavo va de forma casi invisible incrementando todos los productos, y que al cabo de meses los precios ya son desorbitados, mientras el salario general, salvo por algunos gremios afines al gobierno (como el de camioneros de Moyano), no ve subas proporcionales para contrarrestarla.
Es decir, el gobierno se jacta del mayor poder adquisitivo que tiene la población gracias a sus políticas, y al mismo tiempo niega fanáticamente la feroz inflación, que taja salvajemente los ingresos de los sectores con menos recursos, generando así mayor desigualdad y distribución del ingreso, y por ende, posibilitando un contexto propicio para la reproducción del delito y la inseguridad.
#tercermitoderribado
Continuará…